Los niños de Camprovín celebraban a una desconocida Santa Rita el día que por derecho propio le corresponde a San Blas. No encontramos en el santoral del 3 de febrero a ninguna Santa Rita.

Era la primera fiesta de los niños y las niñas de escuela que salían disfrazados por las calles pidiendo una "limosna". Esta limosna solía consistir en comida (aceite, arroz, sal, etc.) y dinero, con el que se compraban varios conejos para que al día siguiente una o varias madres se encargaran de preparar la comida.

El 5 de febrero es una fecha muy señalada en el calendario de los pueblos riojanos. Es una fiesta relacionada en ocasiones con los mozos, más propiamente con los quintos.

Antiguamente en Camprovín se celebraba Santa Águeda y se relacionaba con los mozos de 14 años, momento que pasaban a vestir de largo. Las costumbres más típicas de esta fiesta en La Rioja son la quema de hogueras, las meriendas o cenas de los mozos después de haber rondado el pueblo para conseguir chorizos y huevos con las consiguientes postulaciones y cantos por las calles. Pero es, sobre todo, el repique de campanas en la torre de la iglesia la costumbre más extendida por la comunidad.

En Camprovín no se hacían quemas de hogueras, pero sí la merienda o cena de los mozos. El 5 de febrero, la cuadrilla de mozos solía comprar varios corderos y se los llevaban a la dueña del bar para que los hiciese y ésta se encargaba de cocinarlos.

La comida que sobraba, porque siempre algo de comida quedaba, se la dejaban para el día siguiente, 6 de febrero, que volvían a reunirse y comer juntos.

"Tengo el recuerdo de ver a los mayores disfrazados de virgen, haciendo un tipo de teatro humorístico, durante las postulaciones. Era una manera de ser creativos y de divertirse".